viernes, 22 de junio de 2007

DEPORTES


ARLINGTON, Texas (AP).- Sentado en su casa en la República Dominicana el pasado verano y sin equipo, Sammy Sosa sabía que estaba demasiado cerca de una marca histórica para seguir retirado.
Tras recibir una oportunidad con su primer equipo en las mayores, Sosa ha insistido que su aspiración va más allá de la docena de jonrones que necesitaba para alcanzar los 600 en su carrera. Incluso mencionó los 700 cuando se incoporó este año a los Rangers de Texas.
Ahora que Sosa se convirtió en el quinto miembro del selecto club de bateadores con 600 jonrones, con su batazo de cuatro esquinas el miércoles ante los Cachorros de Chicago, la interrogante que se abre es cuántos más podrá conectar de aquí al momento definitivo de su retiro.
``Definitivamente, creo que ahora será más fácil. Ya no tengo que salir a tratar de conectar dos jonrones en un mismo turno'', dijo Sosa, sin trazar un objetivo específico. ``Puedo salir y seguir con el mismo plan de siempre y concentrarme''.
El 600 fue apenas el segundo jonrón en 22 partidos para Sosa, quien se tomó el día libre el jueves al final de una serie contra su ex equipo. El jueves marcó el aniversario 18 de su primer jonrón para los Rangers, frente a Roger Clemens en el Fenway Park de Boston.
``Mucha gente dudó de mí, creyeron que estaba acabado'', dijo Sosa. ``Tengo que continuar poniendo números, seguir jugando bien y luego ver que pasa cuando termine mi carrera''.
Con 38 años y 220 días, Sosa tiene una edad más avanzada que cuando Hank Aaron, Barry Bonds, Babe Ruth y Willie Mays dispararon sus jonrones 600. Pero sólo Ruth necesitó menos juegos, con 2.044, para llegar a la cifra, que los 2.302 de Sosa.
``Mientras siga siendo productivo, puede seguir activo'', dijo el inicialista de los Cachorros Derrek Lee, uno de sus ex compañeros. ``Ya no es el Sammy Sosa de hace 10, seis, ocho años atrás. Pero produce, pone jonrones y remolcadas''.
Su cantidad final de jonrones dependerá del tiempo que permanezca activo. Tras un exilio de un año, los Rangers le ofrecieron un contrato de ligas menores por un año para acudir a los campos de entrenamientos.
``Todo depende de JD, cuántos años más me ofrecerá'', dijo Sosa sonriendo en dirección de Jon Daniels, el gerente del club. ``Texas fue el equipo que me dio la oportunidad. Aquí estoy a mis anchas. Estoy contento. Y haciendo mi trabajo, que es lo principal''.
Si bien Sosa batea para apenas .242 en 62 juegos, el dominicano aparece séptimo en la Liga Americana con sus 53 carreras remolcadas, ocho más de las que produjo en 102 partidos con Baltimore en 2005.
Su ingreso al club de los 600 jonrones tardó mucho más de lo que se hubiese pensado cuando jugó su último encuentro con los Cachorros en 2004 y le faltaban 26.
Pero 2005 fue un año miserable con los Orioles, uno en el que debió rendir testimonio ante el Congreso sobre el presunto consumo de esteroides en el béisbol, en medio de los entrenamientos, y luego acumuló promedio de .221 con 14 jonrones.
``Creo que ese año le permitió despejar la cabeza'', comentó Jerry Hairston, vecino de Sosa en el vestuario de Texas.

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