lunes, 24 de diciembre de 2007

Los presos cárcel La Victoria adelantan cena de Nochebuena



SANTO DOMINGO.- Cuando en la noche de este lunes la familia se reúna a la mesa para la tradicional cena de Nochebuena, se echará se menos a cerca de cuatro mil de sus miembros que no podrán hacerlo porque actualmente guardan prisión.
El pasado viernes Aida Lereaux se levantó más temprano que de costumbre, quería que el tiempo “le rindiera” para cumplir con la misión que le ha tocado en los últimos años de su vida: organizar la cena navideña a los internos en la Penitenciaría Nacional de La Victoria.
La tradicional comida navideña, que en el mundo católico se realiza la noche de cada 24 de diciembre, en este penal fue adelantada por tres días y se efectuó el pasado día 21.
Contrario a cada persona en libertad, que pueden comer en la comodidad de su hogar, los reos recibieron el almuerzo a través de rejas después de unas largas filas custodiadas por policías.
Razones de logística y seguridad obligan a las autoridades a tomar esta decisión.
A diferencia de fechas anteriores, este año la comida fue elabora en la cárcel y en ese proceso participaron ocho presos que auxiliaron a Lereaux y sus siete asistentes, la mayoría mujeres.
Anteriormente se cocinaba en la sede central de Comedores Económicos, en el sector Los Mina de Santo Domingo Este, de donde se llevaba a la cárcel, lo que le restaba calidad, a decir de Aida.
Tarea difícilRealizar una comida navideña para tantas personas y sobre todo en una cárcel es una tarea difícil y por eso las 16 personas encargadas de la cocina trabajaron afanosamente para que todo quedara bien.
Doce calderos y tres estufas industriales fueron utilizadas por cocinar siete sacos de arroz y servir un moro de guandules que fue acompañado de centenares de libras de carne de cerdo asado y pollo al vino.
La comida fue distribuida junto a dos mil unidades de manzanas, 23 cajas de uvas, teleras y golosinas.
Los gastos son cubiertos por el Estado Dominicano, a través de los Comedores Económicos, institución donde trabaja la encargada de la alimentación de los presos, Aida, y las demás personas que le asisten.DOÑA AIDAEsta mujer, madre de dos hijos mayores de edad, se levanta a las cinco de la madrugada de cada día para llegar hasta La Victoria y encargarse de la preparación del desayuno, comida y cena de los reclusos.
No tiene días libres y dice que cumplir con su deber es su mayor satisfacción. “A veces mi mayor deseo es estar en mi casa con mi familia y cocinar para ellos, pero no puedo porque tengo que estar aquí para garantizar que los presos tengan una buena cocina”, narró.Su labor también incluye velar por los alimentos almacenados en una salón ubicado en la parte frontal de la puerta principal, al lado del comedor; se utilicen de una manera racional. “Por eso no sueltas las llaves, bregar con presos no es tan fácil” , refiere mientras deja salir una sonrisa.Muchos de los presos no almuerzan la comida que se prepara en este lugar porque sus familiares se la llevan, como sucedió este viernes.Este lunes es un día de visita, porque lo que es normal que cientos de familiares, sobre todo madres, traigan “la cena” a sus familiares encerrados.También instituciones como iglesias traen alimentos y golosinas para los reclusos.

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