domingo, 10 de noviembre de 2013

Lilís llevó hasta el Estado su conducta de hombre pícaro y mala paga

ENGAÑÓ A TODOS Inxluyendo a Bancos Internacionales.
El presidente Ulises Heureaux se caracterizó por no honrar sus compromisos personales de pago ni los del Estado dominicano durante su dictadura El dictador Ulises Heureaux (Lilís) tenía una pasión febril por los préstamos, tanto personales como institucionales, pero mayor era su irresponsabilidad al momento de honrar los compromisos de pago. A principios de la década de 1890 el Banco Nacional de Santo Domingo, con sede matriz en Francia, cerró el crédito al gobernante porque éste se había atrasado más de lo debido en los pagos de préstamos personales contraídos. Frente a la decisión de la institución bancaria, Heureaux ordenó apresar al gerente de la entidad, Generoso Marchena, a quien mantuvo en prisión por más de un año, y al soltarlo, en el momento que el banquero se dirigía al Puerto de Santo Domingo, fue asesinado por un marino, que al decir de las gentes fue enviado por el dictador. A mediados del año 1893, dejando de lado conversaciones sostenidas con gobiernos e instituciones europeas, el dictador decidió colocarse definitivamente bajo el protectorado de los Estados Unidos, y de inmediato, emprendió nuevas agresiones contra el banco francés, al que impuso severas multas e hizo abrir por la fuerza, la bóveda para desfalcar los fondos, acción arbitraria que contó con la anuencia del cónsul estadounidense en el país. El gobierno de Francia, ante esa enojosa agresión, respondió enviando algunas unidades navales dirigidas por el almirante Abel Librán, quien durante algunos días amenazó con bombardear la ciudad de Santo Domingo y hasta con hacer desembarcar sus tropas. Esta amenaza ni inmutó a Lilís, que estaba confiado del respaldo que le proporcionaban los norteamericanos. En un encuentro que sostuvo con el almirante Librán y el cónsul francés en el país, el dictador escuchó tranquilamente los argumentos expuestos por los visitantes, respecto al comportamiento de Lilís frente al compromiso con el Banco Nacional. Cuando el alto oficial concluyó su exposición, Lilís le preguntó: ¿Señor almirante, conoce usted la teoría de Darwin? Petrificado con la pregunta del presidente y evidentemente ofendido por la indiferencia del dictador, Librán respondió de esta forma: “En verdad, señor Presidente, pero no entiendo qué tiene que ver su pregunta con el caso que estoy tratándole”. –“Disculpe usted”-, respondió Lilís, y acto seguido le replicó: “Es que mi pregunta ha sido mal formulada, puesto que debo dar por admitido que usted conoce la teoría del origen de las especies, y lo que debí preguntarle fue si creía usted en ella” El almirante continuó confundido sin explicarse el por qué de la insistencia de Heureaux respecto a la teoría de Darwin, y le dijo al tirano dominicano: “Mis reclamos sobre el pago de la deuda con el banco nada tiene que ver con el filósofo Darwin”, a lo que Heureaux expusó: “Mire, almirante, yo sí creo a pies juntillas en la veracidad de que el negro desciende del mono, y usted debe saber, que cuando un mono agarra una cosa… jamás la suelta”. El almirante francés abandonó el Palacio Presidencial sin obtener el dinero que había ido a buscar, ya que el presidente nunca estuvo dispuesto a acceder a las presiones de los franceses, mucho menos después de contar con el respaldo decidido de los americanos.

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