sábado, 7 de diciembre de 2013

OPINION: Editoriales erróneos e injustos contra la sentencia

La reciente sentencia del Tribunal Constitucional dominicano en materia de nacionalidad ha recibido muchísima atención de la prensa internacional, incluyendo a prestigiosos periódicos, algunos de los cuales le han dedicado editoriales negativos, llegando incluso a pedir que se presione al gobierno dominicano para que eluda de alguna manera los dictados de la sentencia. Desgraciadamente los artículos, e incluso los editoriales están basados en compasión asimétrica, información errónea o incompleta, deficiente trabajo de investigación, tergiversación, falacias, e incluso falsedades demostrables. Falsedades demostrables El 30/9/13 un editorial del Gleaner, el diario más antiguo de Jamaica, dice que de acuerdo a la sentencia “cualquier nacido en la RD desde el 1929 no es dominicano a menos que sus padres sean ellos mismos dominicanos”. El 15/10/13, un editorial del Boston Globe (BG) asevera que “históricamente, la RD ha dado su nacionalidad a todas las personas nacidas en su suelo”. El 30/10/13, un editorial del Los Angeles Times (LAT) dice que “Hasta hace poco, todo el nacido en [RD] era automáticamente elegible para la nacionalidad dominicana”. Se puede demostrar que todas las citadas declaraciones ¡son falsas! Si bien es cierto que la constitución del 2010 menciona explícitamente a los residentes ilegales entre aquellos cuyos hijos no califican automáticamente para la nacionalidad al nacer (jus soli), todas las constituciones dominicanas desde el 1929 explícitamente excluyen del jus soli a los padres en ciertas categorías. Sin embargo, ni esto ni la sentencia tiene efecto alguno en quienquiera que haya nacido en RD, si uno de sus progenitores ya era residente legal permanente de la RD, al momento del nacimiento. Tergiversaciones El editorial del BG implica que la sentencia “revocará la nacionalidad” de “más de 200,000” 'dominicanos de origen haitiano', lo que resultaría en “la creación de uno de los grupos más grandes de apátridas en el planeta”. El editorial del LAT titulado “Apátrida en la República Dominicana”, agrega que la sentencia “aplica la nueva [constitución del 2010] ex post facto” y que “despojará retro-activamente de la nacionalidad a decenas de miles de dominicanos de origen haitiano...desde el 1929”. Uniéndose al coro, el 8/11/13 un editorial del Washington Post (WP) dice que la sentencia “despoja a por lo menos 200,000 migrantes de etnia haitiana de cualquier derecho a nacionalidad, incluyendo a aquellos nacidos sobre el suelo dominicano”. Las citadas declaraciones son, en el mejor de los casos, tergiversaciones mayúsculas. La sentencia dice que de acuerdo a todas las constituciones dominicanas desde el 1929, aquellos nacidos de padres residentes ilegales, o de padres pertenecientes a ciertas categorías transitorias, nunca han cumplido con las condiciones necesarias para obtener la nacionalidad dominicana al nacer (jus soli), a menos que les fuese imposible obtener la nacionalidad de sus padres por . Los descendientes de haitianos heredan su nacionalidad haitiana independientemente del país donde nazcan. La sentencia coincide con decisiones anteriores a nivel judicial y administrativo. Por ejemplo, años atrás, la Suprema Corte dominicana había argumentado que mientras la constitución excluyese del jus soli a los padres que estaban en el país legalmente “de tránsito”, los residentes ilegales tenían que ser también excluidos por un asunto de consistencia judicial: nadie debería recibir ventajas ante la ley como resultado de haber caído fuera de la ley. De hecho, por décadas, ha resultado imposible para cualquier residente ilegal obtener documentos que son necesarios para una declaración de nacimiento dominicana válida. A nadie se puede despojar de algo que nunca ha tenido. Dualidad moral Con su exagerado clamor contra la sentencia, esos medios noticiosos implican que la política dominicana de nacionalidad para con los hijos de residentes ilegales es excepcionalmente severa. Sin embargo, el Centro de Estudios de la Inmigración indica que de un total de 194 países, 145 NO otorgan automáticamente su nacionalidad a los hijos de residentes ilegales, y solamente 30 así lo hacen (y muchos de estos no tienen un problema severo de inmigración ilegal), mientras que no se sabe cual política siguen los restantes 19. Por tanto, de haber nacido la recurrente en otro país bajo las mismas condiciones, en la gran mayoría de los países del mundo, al igual que en la RD, su nacionalidad sería la haitiana. De hecho, en muchos países, el jus soli exige no solo que los padres residan legalmente, sino que además sean residentes permanentes. Esto excluye a muchos residentes legales, tales como turistas, estudiantes, los que tienen visas de trabajo, etc. Otros países van todavía mas lejos, otorgando su nacionalidad sin tener en cuenta el lugar de nacimiento, pero solo a los hijos de sus propios nacionales (jus sanguinis), como lo hace, irónicamente, ¡la misma Haití! Según la constitución haitiana, nadie que tenga un progenitor haitiano puede quedar apátrida, y los padres haitianos pueden obtener actas de nacimiento en los consulados haitianos al rededor del mundo (4 de los cuales están localizados en la RD). Por la misma razón, a un hijo nacido en Haití de padres dominicanos o no haitianos se le niega la nacionalidad haitiana, aún si los padres han sido por largo tiempo residentes legales de Haití, y aún si los padres también nacieron en Haití. El nacido en Haití tiene derecho a la nacionalidad haitiana solamente si tiene al menos un progenitor haitiano. ¿Entonces, por qué tanta vituperación contra la sentencia dominicana, a pesar de ser mucho más flexible que la política haitiana, y la de muchos otros países, puesto que otorga la nacionalidad dominicana a los hijos de los residentes legales permanentes? Falacias El editorial del BG dice que los haitianos nacidos en suelo dominicano “probablemente no calificarían para la nacionalidad haitiana”, mientras que el editorial del LAT declara que ellos “podrían encontrarse conque los documentos necesarios para demostrar que son elegibles para la nacionalidad haitiana están extraviados”. Inherentemente, los comentaristas están implicando que sería más fácil para los haitianos demostrar que sus hijos califican para la nacionalidad dominicana que para la haitiana, a pesar de que ellos tienen todas sus raíces en Haití. Tal implicación no es solo contra-intuitiva. Es también falaz. Es requisito legal para una declaración de nacimiento en RD que los padres presenten sus cédulas de identidad válidas, lo que es sencillamente imposible de cumplir para un residente ilegal o indocumentado. De esto inmediatamente se desprende que cualquier acta de nacimiento que ellos puedan haber obtenido es necesariamente inválida. En efecto, el acta de nacimiento de la recurrente explícitamente indica que sus padres no poseían las exigidas cédulas de identidad, lo que constituye evidencia prima facie de la propia invalidez de dicha acta. Además, la declaración de nacimiento debe incluir, no solo los nombres, sino también la nacionalidad de los padres. De ahí lógicamente se desprende, que para un progenitor haitiano poder obtener un acta de nacimiento dominicana válida, éste necesitaría documentos que de hecho demuestran que su hijo califica ¡para la nacionalidad haitiana! Aún si, para los fines de discusión, fuésemos a suponer que los residentes ilegales podrían en principio calificar para el jus soli, ellos todavía tendrían que demostrar que (i) el hijo en efecto nació en suelo dominicano, y (ii) que los padres no están “de tránsito” en la RD. Los residentes ilegales, por su propia condición, tendrían grandes dificultades para demostrar que no están “de tránsito” (ellos están sujetos a la deportación, y carecen de domicilio legal, de un trabajo formal, de bienes raíces, etc.), y quizás ni siquiera puedan demostrar que el hijo realmente nació en suelo dominicano. Esto es de especial importancia en el caso de de los haitianos quienes pueden -- y de hecho lo hacen -- cruzar la porosa frontera desde y hacia la RD con controles mínimos o inexistentes, y bien podrían intentar declarar como dominicano a un hijo que en realidad nació en Haití. Números ilógicos Según lo discutido anteriormente, por décadas, un residente ilegal en RD no debe poder obtener, y por lo general no tiene, la documentación necesaria para hacer una declaración de nacimiento válida en la RD. Pero en muchas sociedades, los documentos de identificación erróneos – sea por accidente, malos entendidos, o actuaciones de mala fe – constituyen un gran problema, y deben ser corregidos una vez detectados. Por lo tanto, la sentencia ordenó que se realizase una auditoría para identificar a todos aquellos que hayan sido, por cualquier razón, erróneamente registrados como dominicanos. Concluida la auditoría realizada por la Junta Centra Electoral (JCE), el número de casos de personas incorrectamente registradas como dominicanas ha resultado ser inferior a los 25,000, que es muchísimo menor que los 200 y pico de miles alegados por los comentaristas. Por qué tanta diferencia? De acuerdo a la Primera Encuesta Nacional de Inmigrantes en la República Dominicana (ENI-2012) realizada en el país por el Fondo sobre Población de las Naciones Unidas y la Oficina Nacional de Estadísticas, con el apoyo de la Unión Europea, unas 245 mil personas han nacido en RD de padres inmigrantes, incluyendo unas 210,000 de padres haitianos. De ahí sacaron los comentaristas su número. Los comentaristas, sin embargo, han cometido el fallo lógico de dar por sentado que todos y cada uno de esos hijos de inmigrantes ya habían sido declarados (incorrectamente) como dominicanos, y, por ende todos y cada uno serían 'desnacionalizados'. Sin embargo, son solo los registrados incorrectamente como dominicanos los que serían, NO desnacionalizados, sino correctamente re-clasificados como extranjeros, por NO haber cumplido nunca con los requisitos para obtener la nacionalidad dominicana por jus soli. Por lo contrario, aquellos que NO aparecen registrados como dominicanos (porque sus padres no tenían los documentos exigidos y quizás declararon sus nacimientos en los consulados correspondientes) no salen afectados, porque ellos ya están correctamente clasificados, como extranjeros que son. Según la auditoría, resulta ser que el grupo de los incorrectamente clasificados es un porcentaje significativo pero pequeño del total de descendientes de inmigrantes (aproximadamente uno de cada diez). Esto, en principio, tiene sentido porque en la RD los inmigrantes ilegales están supuestos a acudir a sus consulados para obtener actas de nacimientos, y al parecer muchos así lo están haciendo, o están optando por no registrar los nacimientos. Aseveraciones insinceras El editorial del BG declara que muchos haitianos nacidos en RD “no tienen conexión real con Haití”. El LAT va más allá al aseverar que muchos de ellos “nunca han puesto un pie en Haití y ni siquiera hablan francés o criollo”, lo que el WP casi repite textualmente. Es, en el mejor de los casos, hacerse el tonto el argumentar que un haitiano nacido en el lado dominicano de una pequeña isla – aproximadamente del mismo tamaño del pequeño estado de Carolina del Sur (EEUU), o del pequeño país europeo de Austria – de alguna manera logra perder el idioma de sus padres (a pesar de que lo necesita para comunicarse con ellos), y toda conexión con sus familiares y la cultura al otro lado de la pequeña isla, a pesar de que podría, en suelo dominicano, interactuar regularmente con otros haitianos y recibir radiodifusoras haitianas, además de periódicamente cruzar la porosa frontera en ambas direcciones. En todo caso, si tal argumento fuese válido en RD, sería igualmente válido en los 145 o más países ya mencionados, donde casos similares ocurren con normalidad. Preocupaciones dominicanas legítimas El BG y el LAT evitaron 'colorear' a sus editoriales. Sin embargo, el WP ataca la “xenófoba sentencia del tribunal” y abiertamente acusa a los dominicanos de “profundo racismo y discriminación” contra “los migrantes haitianos y sus hijos”. El Gleaner golpea duramente a los “xenófobos” dominicanos por su “intolerancia” y una “agenda racista”. Otros autores de artículos han sido solo ligeramente menos cortantes. Aunque los haitianos son predominantemente de raza negra, mientras los dominicanos predominantemente de origen mixto -- con una minoría significativa de personas predominantemente blancas -- los dominicanos sí tienen razones legítimas para sentir preocupación por la masiva presencia haitiana. Éstas incluyen razones históricas, políticas y socio-económicas. A principios del siglo XIX, Haití empezó como el lado más próspero y poblado, oficialmente se auto-definió como incluyendo a toda la "indivisible" isla, y prontamente invadió la parte hispano-parlante. En su retirada forzosa, las tropas haitianas cometieron abusos contra la población civil local, los que han sido bien documentados. Años más tarde, los dominicanos declararon su independencia de España, pero los haitianos invadieron otra vez, y llegaron a gobernar con mano dura por 22 años al lado dominicano. En 1844, los dominicanos libraron y ganaron su guerra de independencia de Haití, pero por años tuvieron que resistir repetidas y masivas invasiones armadas haitianas. Desde entonces, Haití ha mantenido una mayor o igual población, y una muchísimo mayor densidad de población. En un momento u otro, grandes números de haitianos, por razones varias, han penetrado y/o se han quedado en territorio dominicano sin el debido consentimiento de las autoridades dominicanas (actualmente al menos cientos de miles así lo hacen). El que grandes masas haitianas ocupen gran parte del territorio dominicano, y que eventualmente, a través de sus hijos nacidos en RD, obtengan el poder de decisión política sobre la RD, no es una preocupación para nada descabellada. Quienes han escrito los referidos artículos y editoriales han mostrado mucha compasión hacia los haitianos, quienes de hecho la necesitan y, en muchos casos, la merecen. Sin embargo, ellos han ignorado a los cuatro millones de dominicanos pobres, número que incluye a más de un millón que viven con dos dólares al día o menos. Al mismo tiempo, en RD la tasa de desempleo ha rondado el 15% en los últimos años, y anda cerca del 30% entre los jóvenes; mientras que la deuda publica pasa de 20 mil millones de dólares, (cerca del 35% del producto interno bruto del país). La presencia en RD de cientos de miles de braceros haitianos dispuestos a trabajar por poco dinero obliga a los dominicanos pobres, quienes compiten por los mismos trabajos, a aceptar los mismos bajos salarios. Los dominicanos pobres también compiten con los haitianos en la economía informal, y comparten con ellos importantes servicios públicos que están ya sobre-saturados, como hospitales y escuelas. Indudablemente la masiva presencia haitiana en RD, aunque probablemente económicamente beneficiosa para ciertos negocios e individuos pudientes, contribuye a bajar significativamente los niveles de vida de los cuatro millones de dominicanos pobres. La intención constitucional Aquellos que han escrito las constituciones dominicanas lo han hecho bajo pleno conocimiento de los factores y eventos del pasado y el presente que inducen preocupación legítima en el pueblo dominicano, a causa de la masiva presencia haitiana. Tiene lógica entonces suponer que al escribir las constituciones, ellos han considerado dicha preocupación. Esto implica que la interpretación que, en materia de nacionalidad, ha dado el Tribunal Constitucional Dominicano a todas las constituciones dominicanas desde el 1929 es consistente con la intención de quienes las han escrito, lo que bien podría ser el argumento más contundente a favor de la sentencia.

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